Cuando la planificación de las actividades y servicios turísticos son operados por pequeños propietarios en coordinación común, se comparten las responsabilidades y beneficios para mejorar las condiciones de vida rural y se ofrece una experiencia cultural y ecológicamente dignificante ante el turista se puede hablar de Turismo de Base Comunitaria.
Además de la participación y mutuo acuerdo para organizarse como red turística de quienes habitan un entorno natural ubicado en el campo y dispone de servicios básicos, se requiere la presencia de rasgos culturales arraigados que inviten a la sensibilización ambiental viable económica y socialmente.
El Turismo de Base Comunitaria esta orientado a valorar, difundir y preservar las culturas, diversificando la base económica pero alentando la protección de los recursos que poseen sus miembros en comunidad como ritos, fiestas, bosques, lagunas, etc., para el desarrollo social equitativo.
Como turista la participación es gratificante porque ser guiados por personas que desde generaciones atrás hacen de un lugar su hogar, dormir en sus casas, comer con ellos, conocer sus historias, percibir su atención rayando en la familiaridad es una vivencia exclusiva de este modo de viajar.
La Fundación Programa Andes Tropicales bajo este concepto ha impulsado el proyecto semilla que permite hacer travesías por los parques nacionales Sierra Nevada y Sierra La Culata, también conocer las tradiciones en torno al cultivo de café de sombra en las regiones de Calderas (Barinas) y Niquitao (Trujillo) y de 2007 a 2013 el proyecto Rutas del Sur que permite adentrarse en las maravillas surmerideñas.
El proyecto desarrollado en los Pueblos del Sur ha recibido el apoyo de la Unión Europea, de la Dirección General de Cooperación al Desarrollo de Bélgica y de la ONG belga ACTEC.
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