Una puerta al turismo rural comunitario se abre en los Pueblos del Sur de Mérida
El río Chama es la frontera imaginaria que divide en dos a Mérida: por un lado los pueblos del norte, más conocidos, y en el otro extremo, atravesando montañas y estrechas carreteras con desfiladeros, los pueblos del sur. Allí, en esas zonas lejanas, donde el tiempo se detuvo, se emprende un proyecto de turismo rural comunitario con la cooperativa Mucusur, asesorada y financiada por la fundación Programa Andes Tropicales (PAT).
Es de bajo impacto, ambientalista y más económico; además, valora la cultura local
Mucusur cuenta con unos 60 miembros en sus capítulos de Acequias, San José, Mucutuy, Mucuchachí, Chacantá, El Molino, Mesa de Quintero, Aricagua, El Morro y Pueblo Nuevo del Sur. El objetivo, según su coordinador general, Argenis Rojas, es crear una red con rutas, baqueanos, restaurantes y hospedaje, a disposición del turista que visita estos pueblos.
Jean-Luc Crucifix, gerente de proyecto del PAT, explica que la cooperativa abarca los pueblos ubicados al sur de los ríos Chama y Mocotíes, en los municipios Libertador, Campo Elías, Sucre, Pinto Salinas, Tovar, Aricagua y Arzobispo Chacón.
Es decir, cubre 40% del estado y “por eso hemos trabajado por etapas”, dice. La primera etapa se inició hace tres años, cuando se abordó la carretera principal que parte desde el sector Las González, pasa por San José, atraviesa Mucutuy, Mucuchachí, Chacantá, llega hasta Canaguá y culmina en El Molino y Estanques.
La o el turista recorren la forma casi en U de esta hermosa región. La segunda fase abraza El Morro, Aricagua, Acequias, Pueblo Nuevo y Mesa de Quintero, y en la tercera etapa, se tocará Guaraque.
En este periplo se ofrece hospedaje en seis pueblos: cuartos posaderos en Acequias y mucuposadas en San José, Mucuchachí, Chacantá, Canaguá y Tusta, todas atendidas por sus dueñas y dueños, gente de los pueblos. Hay otras en construcción en Mucutuy y El Molino. “Antes no existía casi nada, excepto unas posadas rústicas, no adaptadas al turismo. Mejoramos las pocas que existían y hemos creado nuevas”, aclara Crucifix.
La Ley Orgánica del Turismo establece el turismo de base comunitaria, es decir, aquel en el que el pueblo organizado se capacite para recibir a las y los turistas y “no esté supeditado a un inversionista que construye una posada o un hotel bello, y la comunidad termina trabajando allí en cualquier cosa, pero no es dueña de su propio negocio”, ejemplifica Crucifix.
El turismo de base comunitaria, a su juicio, es la solución favorable para desarrollar un turismo armonioso, construido por la gente. “No nos interesa el turismo masivo, porque es muy depredador, transforma y trastoca a los pueblos”, refiere.